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La vihuela de Mariana de Jesús: reliquia musical

Actualizado: 8 ene 2022




1: Retrospectiva sobre la vihuela.

La vihuela, es un artilugio que ha generado mucho interés, debido a estar catalogada como antecesora de la guitarra,[1] considerada el instrumento musical con más popularidad a nivel mundial.[2] Su estudio ha interesado tanto a músicos y musicólogos, debido a la pureza tonal de sus cuerdas, su caja de resonancia y por la exquisitez de sus formas.[3]

La referencia documental más antigua en torno a la vihuela, data de mediados del siglo XV y sitúa su aparición en los dominios del Reino de Aragón. En esta fuente, se la describe como un instrumento de pulsación, de grandes dimensiones, compuesto con mango largo, trastes y caja de resonancia plana con cintura. [4]

La vihuela tuvo dos períodos de desarrollo: el primero, desde que surgió hasta 1480, en que hubo una sola tipología, que destacó por su gran sencillez “a manera de cintura con ángulos prominentes.” El segundo, a partir del año mencionado hasta que cayó en desuso, durante el cual coexistieron dos prototipos sobre todo en el área de Valencia, que se caracterizaron por un mayor grado de sofisticación:[5] “una que mantenía los ángulos de las curvas en la caja y era tocada con un arco similar al del violín (vihuela de arco) y otra de pulsación, que guardaba gran parecido con la guitarra española (vihuela de mano)”.[6]

Este instrumento musical tuvo un sitial de ingente importancia en antaño, ya que formó parte de diversos estratos sociales, yendo desde las esferas cortesanas y nobiliarias, pasando por el clerical hasta llegar a las clases populares. Además, su aparición dentro de la Península Ibérica, posibilitó su difusión en todos los territorios pertenecientes a la Corona Española (Portugal, América y sur de Italia).[7]

Las primeras referencias de la presencia de la vihuela en América, se hallan documentadas en el Archivo de Indias; por ejemplo, en el escrito relativo al viaje que hizo Diego Colón desde Sevilla, rumbo a Santo Domingo en 1509, se puntualizó que uno de los pasajeros, el secretario Rui González llevó una vihuela y cuerdas. Además, la información que han arrojado otros textos del aludido depósito documental, corroboran que durante todo el siglo XVI, se transportaron desde España hacia las tierras conquistadas cuerdas de este artilugio.[8]

Varias investigaciones sobre la música en época virreinal, han desvelado la gran cantidad de vihuelas y músicos de este instrumento, a lo largo de toda América, destacando México,[9] Lima, Santa Fe, La Plata, Brasil y el norte de Argentina. Por otro lado, su uso en las Indias Occidentales estuvo asociado a la música profana y a las escuelas de danzas, aunque también se ha especulado su empleo en el proceso de aculturación indígena.[10]

Debido a la relativa lejanía del “Nuevo” Mundo respecto de la Metrópoli y el acentuado conservadurismo que se vivía en tierras americanas, se mantuvieron tradiciones y esquemas musicales que habían caído en desuso en la Península; en este sentido, destaca la construcción y el uso de la vihuela hasta las décadas postreras del siglo XVII.[11]

La presencia de partituras y diversos instrumentos en conventos de Ávila y Tordesillas dentro del contexto español y en cenobios de Quito, Lima y Santafé, respecto al ámbito hispanoamericano, han demostrado que la música religiosa y en especial la de tipo cordófono, ocupó un lugar significativo en los monasterios durante las centurias del XVI y XVII.[12]

2: La vihuela de Mariana de Jesús.

Una de las referencias más antiguas a la vihuela en el Virreinato del Perú, es de 1561, cuando el virrey Diego López de Zúñiga arribó a Lima acompañado de varios músicos, entre ellos Jerónimo Carillo, quien era tañedor de vihuela y pandereta.[13] En este contexto y concretamente en el caso de Quito, hay constancia de la presencia de un vihuelista de arco en 1565;[14] desde esta primera noticia en la capital ecuatoriana, transcurrió más de media centuria para el nacimiento de Mariana de Jesús, quien según todos sus hagiógrafos tuvo mucha habilidad para interpretar este instrumento musical: “conforme a su noble condición, Mariana y sus sobrinas aprendieron con escogidos maestros a leer y a escribir, canto, música y obras de mano. A todas aventajó en los estudios. Aprendió a tocar con maestría la vihuela y el clave: pero estos adornos artísticos son en la privilegiada niña medios para alabar a Dios; son como alas que pone en su espíritu para subir hasta el Amado”.[15]

Después de su muerte en 1645, al artilugio en cuestión se trasladó al convento de Carmelitas Descalzas de Cuenca (Ecuador), donde permaneció hasta 1911.[16] Actualmente, reposa en el retablo en honor a la Virgen de Loreto, ubicado en la nave lateral izquierda, de la Iglesia de la Compañía de Jesús en Quito.[17]


Al día de hoy, se conservan tres vihuelas de mano en el mundo,[18] dos están en París y son denominadas como “Chambure” y “Guadalupe”; la tercera es la que perteneció a Mariana de Jesús.[19] El primer informe a la comunidad musicológica acerca de esta reliquia, vino de Oscar Ohlsen en 1976 y de forma inmediata captó la atención de todos los estudiosos, ya que se catalogó como el único ejemplar existente originario de Hispanoamérica.

El analizar esta reliquia proporcionó datos relevantes, acerca de su implicación en el ámbito cultural y social en las antiguas colonias españolas.[20] En lo que se refiere a su tradición constructiva en las Indias Occidentales, según el investigador Egberto Bermúdez la vihuela se elaboró en territorio quiteño; no obstante, el musicólogo Norberto Novik concluyó que se ejecutó con pino originario del sur de Portugal, ya que las variedades españolas contienen mucha más resina al ser cotejadas con las lusitanas, [21] referencia que se puede prestar para interpretaciones.

Otro particular que se develó fue el período de su fabricación, situado en los primeros años de la centuria del XVII,[22] ya que su manufactura corresponde a la técnica hispánica que se desarrolló en esa etapa. Además, hay que resaltar que su hechura carece de un alto nivel artístico al igual que su taraceado; no obstante, es muy destacable la exquisitez de sus formas.[23] En este sentido, esta vihuela guarda muchas similitudes con una de arco que yace en el museo del Monasterio de la Encarnación en Ávila, sobre todo en lo que respecta al uso del pino para la tapa y el fondo, y los pocos refuerzos que poseen (únicamente dos barras en la de Quito y ninguna en la abulense).[24]


Vihuela que perteneció a Mariana de Jesús. Fuente: Carlos González.

Sello papal y del obispo que certifican a la vihuela como reliquia. Fuente: Carlos González.



3: Conclusiones.

La vihuela de mano que perteneció a Mariana de Jesús es un instrumento fascinante, estar dentro del grupo de los tres ejemplares que se conservan a nivel mundial, es un particular que debería divulgarse con mayor empeño, de forma que los ecuatorianos se hagan conscientes de su importancia y de que son custodios de un objeto patrimonio de la humanidad, en todo el sentido de la palabra.


Aunque su conservación se debe al mero hecho que fue propiedad de la santa quiteña, sería meritorio que se exhiba desde una perspectiva más académica, apelando a que su estudio contribuyó en varios aspectos, como el entendimiento del desarrollo de la música en Hispanoamérica durante el virreinato, ser predecesora directa de la guitarra, su uso en diversas clases sociales y que fue un instrumento que en el “Nuevo” Mundo se empleó, tanto para la interpretación de melodías sacras así como profanas.



Mariana de Jesús en concierto; obra del afamado pintor ibarreño, Víctor Mideros.



[1] Ximena Escudero Albornoz, Historia y leyenda del arte quiteño su iconología (Quito: Trama, 2009) 323. [2] Norberto Novik, Una vihuela, una virgen, un volcán: ensayo sobre la vihuela de Quito, (Quito: inédito) 13. [3] Ibíd. [4] Ian Woodfield, The Early History of the Viol (New York: Cambridge University Press, 1984) 38. [5] Ibíd., 45-49. [6] Egberto Bermúdez, “La vihuela: los ejemplares de París y Quito”, Catálogo de exhibición, New York, Metropolitan Museum of Art/Madrid, Museo Municipal, Madrid: SEQC (1991), 26. [7] Javier Marín López, “Jornadas de los Mundos de la vihuela: historia, construcción, repertorio e interpretación”, Clásica, núm. 2, (2012), https://www.clasica2.com/clasica/Noticias-de-Musica-Clasica/Los-Mundos-de-la-Vihuela (Consultado el 24 de julio de 2020). [8] Egberto Bemúdez, “La vihuela: los ejemplares de París y Quito”, 26. [9] José Antonio Guzmán Bravo, Mexico home of the first musical instrument workshops in America, Early Music, núm. 3 (1978), 350. [10] Robert Stevenson, The music of Peru (Lima: Pacific Press, 1959), 56-57. [11] Ibíd., 29. [12] Egberto Bermúdez, “La vihuela de la Iglesia de la Compañía de Jesús en Quito”, 26. [13] Aurelio González, Unidad y multiplicidad en el romancero en América en Los Nortes del Hispanismo: territorios, itinerarios, encrucijadas, Actas del XI Congreso argentino de hispanistas (2017) coord., María Eduarda Mirande, Alejandra Siles y Mariel Quintana (Jujuy: Universidad Nacional de Jujuy, 2017), 41. [14] Archivo General de Indias, Quito, 211, Libro. 1 folio 7 (1565). [15] Enrique Villacís Terán, Santa Mariana de Quito (Quito: Librería Espiritual, 1995), 124. [16] Egberto Bermúdez, “La vihuela de la Iglesia de la Compañía de Jesús en Quito”, 33. [17] Julián Navarro González, “La enseñanza de la guitarra barroca solista: diseño de un instrumento para el análisis de su repertorio” (Tesis de Doctorado, Universidad de Barcelona, Facultad de Formación del Profesorado, 2007), 56-57. [18] Norberto Novik, Una vihuela, una virgen, un volcán: ensayo sobre la vihuela de Quito, 13. [19]D Martínez, El luthier Carlos González hace una réplica de una vihuela del siglo XVII, Diario de Almería, Sección cultura, 8 de octubre del 2012. [20] Egberto Bermúdez, “La vihuela de la Iglesia de la Compañía de Jesús en Quito”, 26. [21] Norberto Novik, Una vihuela, una virgen, un volcán: ensayo sobre la vihuela de Quito, 26. [22] Egberto Bermúdez, “La vihuela de la Iglesia de la Compañía de Jesús en Quito”, 33. [23] Ibíd. [24] Ibíd., 34.

 
 
 

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