Sin duda, marzo es el mes por antonomasia para conmemorar a la mujer y sus avatares a lo largo de la historia; en este contexto, la búsqueda de igualdad por parte del género femenino ha sido un largo camino, el cual, aún continua en proceso de construcción. Al remitirnos al pasado, hay diversos personajes quienes han luchado por una equidad, evidentemente, con un accionar adscrito al momento histórico de su transcurrir y conjugándose a las particularidades del mismo.
Así, hay una mujer que vivió en el siglo XVI y su proceder en aquella centuria, supuso toda una revolución, al punto de que logró ser escuchada en un mundo dominado y configurado para el hombre; su nombre, Teresa de Cepeda y Ahumada, aunque es mejor conocida como Teresa de Jesús o de Ávila.
A la fecha, la importancia de esta monja castellana es indiscutible, no obstante, hubo un momento en que fue perseguida e inclusive después de muerta, varios buscaron acabar con su legado, destacando su grandiosa herencia literaria. Esta situación se explica, en el hecho de que ella buscó hacer realidad sus ideales a través de todos los medios posibles, pero esto equivalió, a una suerte de manumisión del enquistado falocentrismo y, por ende, a su continuo juzgamiento inclusive ante el Tribunal de la Santa Inquisición.
En base a esta última acotación nace el presente artículo, ya que, para elaborarlo se ha empleado una relación que reposa en el Archivo Histórico Nacional de España, donde se resalta la delicada relación entre la santa de Ávila y el aparataje inquisitorial. Además, la nota incluye una parte introductoria, con el objetivo de hacer una aproximación acerca de los orígenes del patriarcado en Occidente.
Este escrito está realizado en el marco del 8 de marzo, como una forma de rememorar a la mujer y las incansables luchas que ha enfrentado para que ser escuchada y conseguir un trato igualitario. La fuente primaria empleada está signada como:
AHN//Inquisición, 4425, Exp. 22.
