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Fray Tomás de Berlanga y las Islas Galápagos


Las Galápagos también conocidas como Islas Encantadas o Archipiélago de Colón, son una de las reservas de la biosfera más importantes del Ecuador y del Mundo; en base a una investigación hecha a mediados del siglo XX, se determinó que fueron visitadas en época del incanato ya que se halló restos de cerámicas. No obstante, el primer registro documental que da cuenta de su existencia fue realizado en 1535.


En aquel año, Don Francisco Pizarro era Gobernador de la Ciudad de los Reyes de los Reinos de la Media Castilla (actual Lima); por otro lado, Tomás Martínez Gómez, quien era un fray perteneciente a la Orden de Santo Domingo y oriundo de Berlanga del Duero, en esa misma época por su buena conducta fue designado como “…Obispo de Tierra Firme llamada Castilla del Oro…” que al día de hoy es la capital panameña.



Durante el primer trimestre de 1535, el mencionado presbítero que pasó a ser conocido a la posteridad como Tomás de Berlanga, partió en un navío tripulado desde el puerto de la diócesis a su cargo, a la villa recién fundada de Porto Viejo, aquí atracó con muy buen tiempo y cuando tomó rumbo hacia Guayaquil, el barco se apartó de su curso.


De esta manera el día miércoles 10 de marzo, el galeón encalló en una isla, con el objetivo de abastecerse de agua y hierbas para los caballos. Cuando el clérigo desembarcó, no halló lo que estaba buscando, sin embargo se topó con “lobos marinos, tortugas y galápagos tan grandes y semejantes a sierpes”. Después esta embarcación, continuó indagando en torno al archipiélago y su tripulación observó una isla mayor y “encontraron un pozo de agua de donde salió agua más amarga que la del mar”.




Continuaron descubriendo este insólito lugar, al llegar a otro islote pudieron divisar a lo lejos otros dos más: “…uno muy mayor…” y otro de menor tamaño, en la cual de igual manera vieron los especímenes antes mencionados, además de iguanas “...y aves de las de España”. Según los cálculos expresados por Fray Tomás de Berlanga, este espacio geográfico distaba del “Pirú más de ciento de leguas de distancia.


Otro dato meritorio de acotarse, es que las Galápagos casi a comienzos del decimonónico, tenían en “…las cartas extranjeras, los nombres de Narborough, York, Norfolk, Rey Carlos…”, los cuales fueron impuesto por el Capitán Carvley. Esta situación da cuenta que poco tiempo antes de la independencia de la Real Audiencia de Quito, dicho conjunto de islas estaban más vinculadas a la Corona Inglesa; de hecho, Mariano Luis de Urquijo señaló que no podían ocultarse su existencia, al saber con exactitud su distancia desde el continente.


Pero declaró que en “… una costa tan dilatada como la de América Meridional, hacen ver que los ingleses pueden formar algunos establecimiento…”, lo que iba en despropósito de los menesteres de la Corona Española, por lo que se consideró imperante que tanto los Virreyes de Santafé como los de Lima estén vigilantes en torno a este particular.



Durante la época virreinal, no hay claridad respecto a quién perteneció este archipiélago; lo que es patente, es que los británicos estuvieron en repetidas ocasiones en dicho espacio geográfico, ya que en una carta del finales del siglo XVIII firmada por Mariano Luis de Urquijo se mencionó que varias fragatas inglesas “… han hecho su albergue en la Islas Galápagos…”.


Esta aseveración se ratifica, en función de que en dicha época, todavía no se había cartografiado este lugar, ya que en la misma epístola se afirmó “… no se ha podido adquirir noticias, ni las he hallado en mapa alguno o particular de cuanto he podido traer a la vista”.







 
 
 

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